Nada, en este mundo ni en el otro, que esté a mi altura. Sin embargo sé, y tú
también lo sabes , que bastaría que lo imposible fuera.
¡Lo imposible!
Tendí mis manos y te encuentro, siempre frente a mí, y por ti estoy lleno de odio. No tomé el camino verdadero, no llego a nada.
Mi libertad no es la buena. ¡Nada! Siempre nada. ¡Ah, cómo pesa esta noche!... pesa como el dolor humano.
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